Cómo conducir con lluvia de forma segura

“Para los automovilistas en concreto, la lluvia solo sirve para agudizar los riesgos que entraña la conducción”. Así arrancaba este capítulo de la mítica serie “La segunda oportunidad”, emitida por TVE entre 1978 y 1979, y donde por cierto se citaba entre los agradecimientos a ADA Asistencia en carretera. La serie del gran divulgador de la Seguridad Vial en España, el periodista y comunicador Paco Costas, planteaba experimentos en el antiguo circuito del Jarama para poner de relieve qué significaba conducir en el firme seco o mojado. Nunca mejor dicho lo de relieve, puesto que se podía apreciar cómo el dibujo de un neumático era decisivo para el agarre, durante la frenada, cuando el suelo estaba húmedo.

Coche y lluvia es una combinación que no debe asustar, pero sí debe hacernos tomar muy en consideración la necesidad de la buena conducción, sin prisas. Echándole bastante paciencia, puesto que, a menor presión atmosférica, es común sentir dolores articulares, musculares u óseos, así como cefaleas. La distancia de frenada que se requiere es mayor, y el riesgo de aquaplanning puede llegar a hacernos perder el control del vehículo. ¿Cómo conducir con lluvia de forma segura?

Veamos algunos consejos:

La visibilidad es crucial, puesto que la lluvia la reduce, de modo que las luces deben funcionar a la perfección, además de estar limpios los cristales.

1. Las primeras gotas son claves. El barrillo que se forma convierte el suelo en una pista de patinaje, de ahí el peligro que entraña la llovizna. ¡No debemos confiarnos nunca!

 

2. Prever con tiempo las maniobras que se tengan que realizar con el vehículo, en especial el frenado. Recordemos las palabras de Costas: “No hay que frenar con brusquedad… la frenada ha de ser rápida, intermitente y progresiva”.

 

3. Conducir a velocidad muy moderada sobre la vía mojada es la mejor manera de evitar alcances y accidentes.

 

4. La visibilidad es crucial, puesto que la lluvia la reduce, de modo que las luces deben funcionar a la perfección, además de estar limpias. En este apartado merecen especial atención las escobillas, que han de conservarse en buen estado con la finalidad de mantener el parabrisas impecable. Conducir con lluvia de noche, por ejemplo, supone precaución extra.

 

5. Los neumáticos, como se ha indicado al principio de este artículo, deben garantizar un agarre efectivo, y por lo tanto circular en condiciones óptimas. Si la adherencia es mala y no liberan bien el agua a través del dibujo es cuando se puede llegar a producir el fenómeno conocido como aquaplanning.