Nueva entrega relacionada con los museos del motor, así como unas cuantas sugerencias para visitar, sumergirse en un siglo XX que fue convulso a todos los niveles, pero que nos dejó grandes avances tecnológicos.
Desde figuras como la de Barreiros a una colección de motos de ensueño en Extremadura, pasando por la colección de un mecánico gerundense o el museo leridano -hoy de titularidad municipal-, el museo de motor se ha convertido en una institución clásica y épica para quienes aman todo lo relacionado con la automoción en nuestro país. Por eso hemos querido publicar aquí una segunda entrega con una selección de museos donde los vehículos, como no, son los grandes protagonistas.
Los aficionados a la Historia del siglo XX tienen, gracias a estas colecciones, la oportunidad de profundizar en el extraordinario desarrollo de hace un siglo, con el advenimiento de la motorización. Tanto en su vertiente más positiva -la invención de coches, motos, vehículos industriales- como en la más destructiva (los vehículos de uso militar), a lo largo de décadas donde las sociedades capitalistas cogieron una velocidad desconocida hasta ese momento. Y facilitada, por supuesto, por el desarrollo de la automoción.
Colecciones de vehículos, pasión por el motor
El del mecánico Salvador Claret i Naspleda (Gerona, 1909-1984) es uno de esos museos de coches antiguos de referencia en España. Se trata de la Col·lecció d’Automòbils Salvador Claret (Autovía A2, km 698, salida 697; localizado en Sils, Gerona), herencia de un apasionado del automovilismo que se especializó en la restauración de vehículos. Automóviles, motocicletas, velocípedos, bicis, triciclos, motores estacionarios y material de aviación se concentran en un espacio que cuenta con más de 200 piezas. Destacan seis vehículos únicos en el mundo que fueron propiedad de, entre otras personalidades, el dictador Francisco Franco y el artista Pablo Ruiz Picasso.
El Museo Eduardo Barreiros (Finca Valmayor, Valdemorillo, Madrid) rinde homenaje a la figura de Eduardo Barreiros (Orense, 1919-La Habana, 1992), uno de los grandes de la automoción española e internacional. Gallego, de orígenes humildes y sin apenas estudios, logró levantar un complejo industrial, fundando en 1954 la mítica Barreiros-Diésel, para fabricar motores diésel con tecnología propia. Una fundación con su nombre creó este museo -para visitarlo es necesario reservar-, que cuenta con una colección permanente de vehículos, camiones y tractores, si bien su pieza estrella es un motor diésel seccionado Eb6 de demostración, donado originalmente por el propio Barreiros a la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid en los años cincuenta.
Declarado Bien de Interés Público por el Ayuntamiento de Hervás (Cáceres) en 1997, el Museo de la Moto y el Coche Clásico de este municipio al norte de Extremadura nace del amor de Juan Gil Moreno por las motos clásicas, de ahí la colección, que partió precisamente de una Guzzi 65. Motos con sidecar -pensadas para la guerra-, ambulancias, cochecitos de bebé, carruajes, coches fúnebres… el contenido del museo es muy diverso. Se pueden contemplar piezas magníficas, europeas y americanas, en períodos que van de los roaring twenties (locos años veinte) a las guerras mundiales, o las décadas de los sesenta y setenta.
Otro museo catalán -de Lérida en este caso- es el Museu d l’Automoció Roda Roda de Lleida (Santa Cecília, 22, Lérida), instalado en un antiguo taller mecánico, los Talleres Velasco -representantes de Mercedes Benz en los años cincuenta-. Como pasa con otros espacios, su contenido permite viajar en el tiempo a través de coches, motocicletas, motores y reproducciones a escala. Aunque empezó siendo una colección privada, finalmente el Ayuntamiento lo adquirió, ampliando la propuesta con otros vehículos históricos municipales.