Aunque en última instancia la asistencia en viaje esté ahí para echarnos un cable, saber cambiar la rueda del coche siempre será de enorme utilidad. Además, ni siquiera es tan difícil hacerlo: es cuestión de ponerse. Nada más.
Fue a finales de 2018 cuando ADA Asistencia en carretera hizo una pequeña incursión como firma invitada en En la carretera, cerveza SIN, una iniciativa de la Asociación de Cerveceros de España, con el apoyo de la Dirección General de Tráfico (DGT). Fue con este artículo, “Siete consejos para preparar el vehículo de cara al invierno”, donde se hacía referencia a la idoneidad de saber cambiar la rueda de un coche.
Nuestra relación con los neumáticos, en ocasiones, es problemática. Por eso, en esta ocasión nos centraremos en algo tan básico como el cambio de neumáticos. ¿Sabemos hacerlo, nos hemos visto alguna vez en esa tesitura? Un pinchazo nunca es bienvenido pero, si se da el caso, debemos saber enfrentarnos a la situación.
Veamos cómo cambiar una rueda de coche, paso a paso:
- Debemos elegir un lugar seguro para realizar esta operación. Nada de hacerlo en autovías o autopistas (un coche parado en la carretera es un peligro, para sus ocupantes y para el resto de usuarios de la vía). En el caso de que el vehículo se haya parado en la calzada, apartémonos a un lado, saliendo con el chaleco reflectante puesto, así como con los triángulos, que habrá que colocar delante y detrás del coche a unos 50 metros; igualmente, podremos usar ya Help Flash, la luz emergencia coche homologada.
- Hay que echar el freno de mano, metiendo la primera marcha, o la marcha atrás, para que el vehículo no se mueva lo más mínimo. Los automáticos cuentan con la opción “P”. Es recomendable colocar una cuña -con un trozo de madera, ladrillo o piedra- en la rueda contraria a la que vayamos a cambiar.
- Hay que colocarse los guantes, abriendo el maletero, donde normalmente se encuentra la rueda de repuesto y las herramientas necesarias para realizar la operación.
- A continuación, aflojar las tuercas o pernos de la rueda pinchada (un cuarto de vuelta, siguiendo el sentido opuesto del reloj). Antes quizás sea necesario retirar tapacubos u otra tapa o embellecimiento que cubra la rueda.
- Seguidamente, coger el gato y elevar el coche unos cuantos centímetros, hasta que quede despegado del suelo. El gato hidráulico se encaja alineándolo con las muescas -normalmente indicadas por el fabricante- situadas bajo el coche, en el lateral de la rueda pinchada.
- Después se termina de aflojar los tornillos y se saca la rueda. He aquí un truco, si no sale fácilmente: podemos probar a darle un golpecito en la parte superior.
- Colocar la rueda de repuesto, enroscando cada tuerca. En caso de que sean cinco tuercas, se seguirá un patrón de estrella para apretarlas, de arriba a abajo. O un patrón en cruz, si son de cuatro tuercas. Es imprescindible apretarlas bien, en cualquier caso... apoyando el pie incluso en la llave, si hace falta en un momento dado.
- No olvidemos que la rueda de repuesto es, por lo general, un neumático de galleta, es decir, algo más pequeño (precisamente para poder guardarlo en el maletero). Es decir, podremos conducir con él a no más de 80 km/h y entre 100 y 200 kilómetros, hasta el taller más próximo: ahí acaba su cometido. Si nos topamos con una gasolinera, lo más inteligente será comprobar la presión del aire de la rueda.
- Una vez en el taller, los profesionales podrán retirar la de galleta y colocar el neumático definitivo. Lo suyo es hacer una puesta a punto y equilibrado de neumáticos.
- Como consejo extra, añadiríamos que, si jamás hemos cambiado un neumático, perdamos unos minutos de nuestra vida en hacer un ensayo: sí, un simulacro. Seguramente, una vez que nos veamos en la situación, nos resultará mucho más sencillo y no tan estresante hacerlo.