Uno de los problemas que plantean las vías que conectan pueblos y pequeñas localidades es que quienes acaban de formarse como conductores no tienen experiencia conduciendo en ellas. He aquí algunas recomendaciones.
Además de una novela del autor zaragozano Ignacio Martínez de Pisón (“Carreteras secundarias”, Anagrama, 1996) y una película -basada precisamente en esta historia-, las carreteras secundarias son motivo de estadística, desgraciada, cada año, cuando acumulan accidentes, en muchos casos letales. Un 70 % de las víctimas mortales en accidentes están concentrados en las vías interurbanas… de ahí su mala fama.
No es de extrañar que el pasado año desde la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE) se plantease que uno de los problemas con el alumnado es que no sabe circular por estas vías. “Hay localidades donde los aspirantes al permiso no pueden circular en la prueba práctica por ninguna carretera secundaria, por lo que no se preparan adecuadamente para transitar con seguridad por las vías de este tipo”, explicaba el presidente de la CNAE, Enrique Lorca, según recogió 20 Minutos.
Y eso que conducir por una secundaria es un placer destinado a gente que, al ponerse al volante, ni tiene prisa ni pretende alcanzar con celeridad su destino. La carretera secundaria, por el contrario, es una oportunidad para observar el trazado y el paisaje, el mapa y el territorio, con deleite. Aquí nos proponemos lanzar algunas recomendaciones para quienes quieren darse esta oportunidad. En especial si no tienen mucha experiencia…
¿Qué deberíamos saber antes de conducir por una vía interurbana?
Seamos noveles o veteranos en esto de la conducción, está claro que tarde o temprano circularemos por una carretera secundaria. Por lo que es fundamental tener en cuenta estos consejos:
- Parece una perogrullada, pero es obligatorio respetar las señales de prioridad, como el Stop. Detenerse antes de maniobrar para entrar en la carretera transversal, dado que los vehículos que ya están circulando tienen prioridad.
- ¿Qué prisa tenemos? Ninguna como para sobrepasar los límites de velocidad de estas carreteras que, recordemos, no son autovías ni autopistas. Tomar una curva, típica en el trazado de estas vías, pisando el acelerador, puede ser fatal.
- La distancia de seguridad aquí es fundamental, en especial si nos encontramos con tráfico denso, si bien es necesario mantenerla siempre. En cualquier momento podemos toparnos con otros vehículos que circulan en el mismo sentido que el nuestro. La prudencia, aquí, no sobra.
- Cuando empecemos a embelesarnos con el paisaje, o llevemos un tiempo conduciendo, toca parar. La concentración y la atención disminuyen con el cansancio. Un buen mapa de áreas de descanso nos vendrá de perlas.
- Los adelantamientos los carga el diablo. Esta maniobra, en carreteras de dos sentidos, requiere de antelación y sentido de la oportunidad. Solamente cuando nos aseguremos de que la línea discontinua y la visibilidad garantizan la ausencia de peligro, realizaremos el adelanto. Si no se dan las condiciones, toca esperar.
