A juzgar por los últimos movimientos en la Unión Europea, parece que vamos hacia eso. Detrás de esta evolución estarían los objetivos de reducir la siniestralidad y mortalidad al volante, radicalmente, en los próximos años.
Deberíamos, por norma, no beber una gota de alcohol al subir a un coche, como conductores. Esto es así. Es sentido común. Eso sí, para quien no lo tenga claro, tarde o temprano se las verá con el concepto “alcoholemia delito” por la vía de la parada preceptiva y la prueba del alcoholímetro. Y la sanción de turno. Son los mecanismos, disuasivos, que los agentes de Tráfico utilizan, desde hace años, para sancionar a quien lo hace mal, y… dejar seguir su camino a quien lo hace bien.
En España, la tasa de alcohol permitida en aire espirado y en sangre para conductores de coches -también para ciclistas, y conductores de otro tipo de vehículos-, es del 0,25 mg/l en aire espirado, y 0,5 g/l en sangre. Eso en conductores a nivel general. Para noveles y profesionales, las tasas son más restrictivas: 0,15 mg/l en aire espirado y 0,3 g/l en sangre.
Menores y noveles, sobriedad total
La política de tolerancia cero del alcohol en la conducción arrancó en nuestro país con los menores, a partir de la reforma de la Ley de Tráfico de 2022. Pero es que hace apenas unos días el Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte propuso introducir un límite para conductores novatos durante sus primeros dos años circulando: 0,0 tasa de alcohol en sangre y aire espirado. Es decir, la prohibición total de beber si se va a conducir después.
La Unión Europea (UE) se está tomando muy en serio el objetivo de reducir a la mitad las muertes y las lesiones graves para 2030, ha declarado recientemente Graziella Jost, Directora de Proyectos del Consejo, según ha recogido Autopista. Podría ser el primer paso hacia una directiva europea que, obviamente, tendría consecuencias en los países de la Unión. La culminación de un proceso que, en nuestro país, comenzó en la década de los sesenta, con los primeros controles en la carretera.
