Cuenta la leyenda que las sucesivas catástrofes marinas convirtieron la punta noroeste de la península ibérica en la Costa da Morte. Sin embargo, detrás de tan funesta denominación, lo que aparece es una ruta de bellísimos paisajes.
El Prestige se partió por la mitad allí mismo, un 13 de noviembre de 2002. Pero es que a finales del siglo XIX ocurrió la tragedia del HMS Serpent, en la que murieron 172 marineros procedentes de Inglaterra. Germen de lo que hoy se conoce como Cementerio de los Ingleses de Camariñas, sería uno de los monumentos que puedes visitar en una ruta con muchísimos atractivos, como las cascadas en Costa da Morte.
Costa da Morte
01. DESDE BUÑO HASTA MALPICA
Comenzar el peripolo en Buño hasta Malpica puede ser una buena idea. No solo para disfrutar de la alfarería de la primera, sino por el carácter marinero de la segunda población. Camino a Ponteceso, a 13,2 kilómetros desde Malpica, atravesamos Beo, Mens, Cores y Nemeño. Disfrutar de los castillos y fortalezas de la zona, así como de iglesias románicas como la de Santiago, hacen que merezca muchísimo la pena el tute. Las playas se alzan como el otro gran atractivo, además de los faros Costa da Morte y los acantilados que de alguna manera definen la hermosura traicionera del litoral.
02. VILLA DE CAMARIÑAS
La villa de Camariñas, donde se encuentra la citada necrópolis, o el cabo Vilán -que nos devuelve unas magníficas vistas de la costa-, son paradas de una ruta que en su segundo día podríamos comenzar en Laxe y hacia Ponte do Porto. Nos encontramos con más herencia románica que, mezclada con el trabajo artístico del alemán Manfred Gnädinger (conocido por tanto por su obra como por sus excentricidades), hace de este sitio un enclave de lo altamente interesante.
03. FINIS TERRAE
El castillo o las Torres de Vimianzo son las paradas obligadas del pueblo bautizado con el mismo nombre, mientras seguimos recorriendo senderos que participan del Camino de Santiago... antes de alcanzar la villa de Muxía, donde nos encontraremos con el muy recomendable Santuario de la Virxe da Barca. Siguiendo hacia Corcubión, enfilaremos hacia Fisterra, lugar que arrastra el aura mítica de nuestros ancestros. Quienes acudían allí para conocer el fin de la tierra conocida, tal y como reza su etimología latina (“finis terrae”).