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Una ruta por Sefarad (II): Cáceres

Las rutas en coche por España nos piden una segunda parada para descubrir Sefarad. Concretamente en Cáceres, ciudad patrimonial que cuenta con una excelente judería. ¿La conocemos?

La red de juderías que promueve Caminos de Sefarad nos hace viajar hasta la comunidad de Extremadura. Parece increíble que en tiempos de Fernando III El Santo y de cristianización la ciudad de Cáceres dispusiera de un fuero (otorgado por el padre de este monarca, Alfonso IX, en 1229) donde se dedicaban ocho capítulos a la legislación de la vida de la comunidad judía cacereña; una ley bastante favorable a los sefardíes de la zona, que podían llegar a jurar sobre su Torá en un juicio.

Lejos del lugar común que asocia a los judíos con gente acaudalada, es bueno saber que en las aljamas buena parte de la población se dedicaba a labores artesanales y comerciales. Fue en 1391 cuando Cáceres recibió a la mayor parte de sus judíos (así lo atestigua la documentación de la época).

Tanto fue así que en 1479 había ya censadas en el barrio judío más de un centenar de familias sefardíes, como explica en este artículo el archivero e historiador local Fernando Jiménez Berrocal. Disfrutaron de un gran protagonismo en el desarrollo mercantil y comercial de la villa.

Ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986, Cáceres posee una herencia patrimonial envidiable (árabe y romana, igualmente). Sus credenciales sefardíes son dignas de disfrutar, conocer y visitar. “Pasear por el barrio judío, por nuestra judería, es encontrarnos con una parte del pasado histórico de esta importante minoría en nuestra ciudad”, cuenta Jiménez Berrocal.

 

Las dos juderías

El barrio intramuros de San Antonio de la Quebrada -bautizado así por su ermita, donde habría estado la sinagoga- sería un sitio que ver en Cáceres si deseamos seguir las huellas del pueblo de Abraham que, parece ser, anduvo por ahí nada menos que dos siglos y medio. La aljama se denomina Judería Vieja, puesto que se halla en la parte más vetusta de la muralla.

Palacio de la Isla

En el número 4 de la Cuesta del Marqués se conservan los vestigios de un posible baño ritual (micvé), asentado en una edificación del siglo XII. La belleza del sitio se reparte y recrea a través de sus calles estrechas y acogedoras, sus casas encaladas y luminosas, que nos retrotraen a un pasado floreciente.

En 1478, esta comunidad sería trasladada -debido a un brote de xenofobia y por orden de los Reyes Católicos-, a la denominada Judería Nueva, situada en el entorno de la Plaza Mayor y el Palacio de la Isla, como señaló la catedrática de Historia del Arte María del Mar Lozano Bartolozzi. Allí se registró una importante actividad de los mercaderes, teniendo lugar la segunda parte de una historia sefardí cacereña que concluyó, como todo el mundo sabe, con la expulsión de 1492.

En 1478, esta comunidad sería trasladada -debido a un brote de xenofobia y por orden de los Reyes Católicos-, a la denominada Judería Nueva, situada en el entorno de la Plaza Mayor y el Palacio de la Isla, como señaló la catedrática de Historia del Arte María del Mar Lozano Bartolozzi. Allí se registró una importante actividad de los mercaderes, teniendo lugar la segunda parte de una historia sefardí cacereña que concluyó, como todo el mundo sabe, con la expulsión de 1492.

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