Se puede conducir con una discapacidad, gracias al gran avance que suponen los vehículos adaptados. Nos acercamos a este ámbito de la accesibilidad que, como tantos otros, tiene mucho margen de mejora.
La accesibilidad, en la conducción, es una realidad desde hace años. Con coches adaptados de fábrica, o tuneados para poder ser utilizados por personas con movilidad reducida (PMR). Estos conductores deben pasar, para conseguir su carnet de conducir, una prueba médica en un centro autorizado que acredite que, a pesar de su discapacidad, pueden conducir. Si es así, podrán someterse a los tests pertinentes y al examen práctico, eso sí, en un vehículo adaptado, que puede ser propio -un 8 % tuvo que aportar su vehículo, según un análisis al que nos referiremos más abajo- o de la autoescuela.
En un reportaje publicado por la revista de la Dirección General de Tráfico (DGT) se habla de una comunidad de conductores importante: 53.948 personas disponen de permisos para conducir (clase B), donde se indica que están limitados por su capacidad motora.
Es el Reglamento General de Conductores el que describe las adaptaciones de los vehículos en sus distintos elementos: desde la transmisión y su cambio de marchas automático o adaptado a los frenos y aceleradores, con sus distintas modalidades de pedales, o el asiento del conductor, igualmente con adaptaciones especiales, como el cinturón de seguridad adaptado y otras funcionalidades.
El coche como aliado para una vida autónoma
Lo cierto es que, para personas que conviven con discapacidades físicas -y realidades muy duras-, la accesibilidad a la conducción ha supuesto una enorme revolución de cara a un ideal de vida autónoma lícito y justo. Sin embargo, todavía queda trecho por recorrer, según se desprende el informe realizado por FESVIAL y la Fundación CNAE en colaboración con la Fundación ONCE y hecho público en 2017, bajo el título de “Discapacidad y acceso al permiso de conducir”.
Como hemos dicho al principio de este artículo, la adaptación de las autoescuelas a estos futuros conductores va lenta. La DGT, en la jornada de presentación de este informe, destacó que la formación sobre discapacidad a los profesionales de los Centros de Reconocimiento de Conductores era, igualmente, una asignatura pendiente.
En el mismo estudio se estableció un perfil de conductor y conductora que respondía a los siguientes parámetros:
- Igualdad entre mujeres y hombres (no pesa más un sexo que otro)
- Edad entre los 31 y 50 años (63,6 % de los conductores)
- Con un grado de discapacidad entre el 33 % y 64 % (57,1 % de la muestra)
- Habitualmente, con una discapacidad sobrevenida (68,5 % de la muestra)
- Con discapacidad motórica: miembros superiores (40,6 %) y miembros inferiores (19,2%)
- Permiso clase B
- Antigüedad del carnet superior a los 11 años (68,1 % de la muestra)