El antiguo “valle de Plasencia”, conocido hoy como Valle del Jerte, fue declarado Bien de Interés Cultural en 1973. El milagro del cerezo en flor enamora, cada año, a quienes lo visitan, atraídos por la hermosura de la floración.
Hablamos de cerezas y picotas que se comen a partir de la fruta misma (también como mermelada), o se beben en forma de licores. Existe, de hecho, un programa de actividades -denominado “Cerecera”- que desde mayo hasta octubre permite conocer mejor esta industria agrícola: degustaciones y catas, mercados y rutas guiadas componen la oferta de actividades.
Entre los pueblos bonitos en el Valle del Jerte están Cabezuelo del Valle (declarado Conjunto Histórico-Artístico), Cabrero (cercano a la Garganta del Rabanillo) o Tornavacas, famoso por ser al más alto de la comarca y por sus preciosos puentes. He aquí algunos consejos para disfrutar de una escapada inolvidable a este hermosísimo rincón extremeño:
Ruta por el Valle del Jerte
Floración de cerezo en marzo
Es bueno tener en cuenta que la floración del cerezo tiene lugar durante unas dos semanas en marzo, con un pico de un puñado de días en los que el manto blanco cubre prácticamente el valle. Si vas en esas fechas, lo suyo es viajar entre semana, puesto que sábados y domingos los pueblos están a tope de gente. Otro gran momento de este ciclo natural es la llamada “lluvia de pétalos”, que tiene lugar de mediados de abril a primeros de mayo.
Gargantas Naturales
El río Jerte, a lo largo de su recorrido, recoge corrientes que le proporcionan interesantes gargantas: la de Garganta de los Infiernos es especialmente recomendable, dada su condición de Reserva Natural. Pero hay más: las de Las Nogaleas, Becedas o La Puria.
Altitudes y contrastes
Las altitudes y contrastes entre sitios solanos o umbríos, además de la oferta gastronómica pastoril -con setas y castañas como grandes protagonistas-, son grandes reclamos para visitar el valle del Jerte en otoño.
Balcones Naturales y Esculturas
Aprovechar las vistas del valle desde sus miradores es una obligación, casi. Los balcones naturales son capaces de embelesar a cualquiera, ya sea desde el del Monte de la Cruz al de San Felipe, El Cerrillo o el de la Memoria, donde se encuentran las esculturas de Francisco Cedenilla Carrasco.

Mirador de la Cruz (imagen de Turismo Valle del Jerte)