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Una ruta por Sefarad (VII): Lorca

Es una judería recién descubierta, casi, dado que sus restos no se han hallado hasta este siglo. Desde 2019, la localidad murciana tiene el honor de formar parte de “Caminos de Sefarad”. Nos ocupamos de ella.

Dejamos el territorio cordobés para seguir la huella sefardí, en esta ocasión, por la Región de Murcia. Allí se encuentra, dentro de la red de juderías, Lorca, que los judíos habitaron desde que empezó a formar parte de la Cristiandad, hacia 1244, con el rey Fernando III a la cabeza; Alfonso X completaría la operación, asegurando una frontera que tenía su relevancia, dada la cercanía con el Reino de Granada. Es en esta época (1266) cuando aparecen las primeras referencias, en el Archivo Municipal de la ciudad, a gente de la comunidad hebrea como Mose Abendaño o Mose Aventuriel.

Dedicados a la ganadería y la agricultura, así como a la recaudación de impuestos, al comercio o la mensajería, los judíos de Lorca comenzaron a conocerse mejor en 2003, con el descubrimiento de los restos de la sinagoga y el antiguo barrio de Alcalá, a la postre su judería bajomedieval. Tiene la particularidad de que se encuentra dentro de un castillo: el Castillo de Lorca.

La comunidad lorquina vivió tiempos espléndidos allá por 1435. Esto hizo que pudieran levantar su sinagoga, e incluso que habitaran el Castillo de Lorca, por su relación con la nobleza. En la segunda mitad del siglo XV llegarían a ser la segunda aljama más importante del Reino de Murcia, con una población de entre 120 y 180 judíos, aproximadamente. El Parque Arqueológico del Castillo, del que forma parte la sinagoga, es de obligada visita. Está situado bajo la Torre Alfonsina.

¿Y la sinagoga? Una joya recuperada

La sinagoga posee un enorme valor, dado el estado de conservación de sus ruinas, que datan del siglo XV. De hecho, es la única sinagoga española que cuenta con la base del armario (hejal) donde se guardaba la Torá, y el basamento del púlpito (bimá), donde el rabino leía el libro sagrado. En el área musealizada, alrededor del templo, se exhiben una serie de lámparas rituales que se han reconstruido a partir de los fragmentos de vidrio extraídos de la excavación.

Aunque los trabajos arqueológicos no han concluido, sí que se sabe, por el momento, que había 18 viviendas, así como una carnicería y un taller de vidrio. Los objetos encontrados -candiles para celebrar la Janucá, por ejemplo- pueden verse in situ, además de en el Museo Arqueológico Municipal, otro lugar para conocer un poco mejor la vida cotidiana de los sefardíes de la época en estas tierras. Uno de esos sitios para visitar en coche imprescindibles si se quiere recorrer Sefarad.

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