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Albergues de Carretera, la prehistoria de los Paradores Nacionales

Concebidos en los años veinte del siglo pasado, vivieron años de esplendor en los años cincuenta. Algunos terminaron siendo Paradores Nacionales, otros pasaron por múltiples vicisitudes. Conoce su historia.

Un viaje por carretera exige, a veces, si es largo, paradas en el camino. Admiramos los paradores -por el valor que poseen como edificios-, y disfrutamos de las áreas de descanso, que en ciertos casos están muy valoradas, como es tradición dentro del territorio europeo. Pero la historia de las carreteras, en nuestro país, encierra otros lugares de interés… por eso vamos a hablar hoy de los Albergues de Carretera, ligados a las carreteras históricas de España. La prehistoria de los Paradores Nacionales, de hecho.

Los albergues de carretera eran hoteles pequeños, ubicados estratégicamente en la red de carreteras españolas, y surgen con la creación, en 1926, del Circuito Nacional de Firmes Especiales, así como del Patronato Nacional de Turismo, dos años más tarde. Corrían los años veinte del siglo pasado.

Hubo un personaje importante en la historia de los albergues de carretera: Benigno de la Vega-Inclán, Marqués de la Vega-Inclán. Arquitecto y restaurador, Benigno se dedicó -entre otros muchos proyectos a lo largo de su larga vida- al fomento del “turismo cultural”, concepto muy desconocido por aquel entonces. Como conocedor del Patrimonio Cultural Español, pensó que una red de alojamientos de variada escala era una buena idea para promover esta clase de viajes.

Una cadena de alojamientos para pequeñas poblaciones

pueblo pequeño españaEl progreso del automovilismo tuvo también que ver con estas innovaciones, dada la necesidad, como decía este arquitecto, de proporcionar “pequeños hoteles o paradores de cierto confort [...] para pequeñas poblaciones, para carreteras y para montaña”. Terminaron siendo hoteles donde se proponía la armonía con su emplazamiento, con los albergues alemanes y suizos como referencia principal. Carlos Arniches y Martín Domínguez, miembros del Movimiento Moderno, fueron los encargados de diseñarlos, como arquitectos.

Se trataba de alojamientos donde era posible pernoctar dos noches como máximo. No en vano, sus arquitectos los denominaban “refugio automovilista”. Se repartieron por Manzanares, Quintanar de la Orden, Benicarló, Aranda de Duero, Almazán, Medinaceli, Triste (embalse de La Peña), Puerto Lumbreras, La Bañeza, Bailén, Antequera y Puebla de Sanabria.

Algunos terminaron siendo paradores, como ocurrió con el Albergue de Carretera de Manzanares (Ciudad Real), rehabilitado por última vez en 2006 y de estilo regional de casa manchega. Otros han terminado teniendo diversos usos, desde vivienda privada a almacén municipal. Hay casos de ruina, como ha ocurrido con el de Bailén, hotel privado hasta su cierre definitivo en 2014. Desde los ámbitos académicos se reivindica este último como patrimonio que deberíamos conservar, “testimonio de la arquitectura anticipadora del Movimiento Moderno”.

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